El crack del 29: el mayor desastre bursátil de la historia
Si analizamos las estadísticas económicas, el crack del 29 puede que no haya sido el mayor descalabro económico en cifras mundial. Sin embargo, el impacto social y la trascendencia del desplome de Wall Street significaron el inicio del periodo conocido como la Gran Depresión, un periodo que hizo tambalear por completo la estabilidad de la economía estadounidense.
De hecho, la importancia del suceso fue tan grande que cambió por completo al mundo entero. Lo que ocurrió, es que en ese momento los mercados financieros no tenían las herramientas, los medios y mucho menos la experiencia suficiente para solventar una crisis de tal magnitud, por lo que tuvieron que enfrentarse a las consecuencias de la mejor manera posible.
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¿Cuál fue el origen de la debacle?
El 24 de octubre de 1929, la bolsa de valores de New York experimentó la caída total del valor de los títulos. Según el historiador John Kenneth Galbraith, esta fue la fecha en la que se extendió el pánico, puesto que se transfirieron 12 894 650 de participaciones a precios tan bajos muchas de ellas a precios “que destrozaron los sueños y esperanzas de quienes las habían poseído”.
Pero realmente, los orígenes de la debacle financiera se remontan incluso al final de la Primera Guerra Mundial, a finales de 1910. Las potencias estuvieron por años intentando recuperarse de las consecuencias del conflicto; mientras tanto, Estados Unidos había estado casi ajeno a la guerra, y disfrutaba de una posición dominante.
Así, Norteamérica vivió la época de los felices 20. La situación fue incluso mejor cuando otras potencias comenzaron a recuperarse, ya que se inició una nueva etapa de comercio exterior, la bolsa gozaba de buena salud, aunque con una tendencia alcista a causa de la confianza sobre el país. La realidad, era que se estaba formando una burbuja financiera difícil de apreciar.
El Crack el 29, de la bonanza al quiebre y la depresión
Ya en marzo del 29, los rumores habían iniciado, alimentados por movimientos inusuales del mercado, realizados por grandes magnates financieros como Joe Kennedy, quién retiró sus inversiones en la bolsa tras confirmar que la Reserva Federal estaba preparando medida para atacar una eventual recesión económica.
Todo ocurrió de una manera acelerada. El 23 de octubre de 1929, la bolsa tuvo una abrupta caída de 31 puntos durante una sola sesión, algo sin precedentes. 24 horas después el pánico se había apoderado de los inversionistas y la sociedad en general. Tras algunos ajustes intentaron contener el desastre pero resultó imposible.
El 29 de octubre de 1929 se habían vendido tantas acciones a la baja que los precios se desplomaron de manera incontrolable. Los brókers, que habían comprado acciones a crédito, luchaban inútilmente por cubrir las pérdidas vendiendo más acciones y causando mayores bajas. La caída de esa última jornada fue solo de 12 puntos, pero a nivel social había significado la ruina de innumerables familias americanas, una ola de desempleo y suicidios en masa, de parte de personas que lo perdieron absolutamente todo.